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Actualizado: 01-Octubre-2024

Leyenda La Calle de la Cruz Verde

Leyendas Urbanas

Leyenda de la Ciudad de Mexico

En la esquina de Regina y Correo Mayor, en el Centro Histórico, hay una casona que en su vértice tiene una inmensa cruz tallada sobre la piedra del muro, dispuesta de tal manera que su base forma la esquina y sus brazos, uno dobla para la calle Regina antes conocida como Cruz Verde y el otro para la calle Correo Mayor, antes denominada de los Migueles. Cuenta la leyenda que esta cruz dio origen al nombre de la calle y que permanece como símbolo imperecedero del entusiasmo provocado por un amor correspondido.

En el año de 1566 arribó a México, Don Álvaro de Villadiego y Manrique, hombre joven y refinado, quien venía como miembro de la comitiva que acompañaba al recién nombrado Virrey, Don Gastón de Peralta. Fastuosa fue la entrada en medio de la algarabía que la presentación del excelentísimo provocaba y por su elegancia, en medio de la pompa, Don Álvaro resaltaba.

Por dos años gobernó el virrey y fue sustituido por los licenciados Muñoz y Carrillo, visitadores de México, quienes abusando de su poder cometieron horrores y emitieron arbitrarias ordenanzas.

Leyenda la calle de la cruz verde

El pueblo abatido, se hizo presa del júbilo al conocer la misiva que llegaba desde España anunciando el relevo de tan repudiados sustitutos. Don Alonso, partidario del ex virrey, no quiso disimular su alegría y salió a participar de las manifestaciones de alborozo, que en medio de las calles la muchedumbre realizaba.

Pocas cuadras caminó en medio del alboroto, cuando atónito quedó al observar, asomada en un balcón, a una bella damisela por quien de inmediato su corazón se aceleró. Se trataba de doña María de Aldarafuente y Segura, hija de un modesto empleado de la Real Hacienda.

Nada fácil le quedó a Don Álvaro, conquistar el corazón de tan bella doncella, primero por la aparente indiferencia de la dama y segundo por la celosa custodia de sus padres que en ningún instante la dejaban sola.

Pasado un buen tiempo y cuando la esperanza se desvanecía, un fortuito descuido de la diligente mamá, ocasionado por un breve quebrantamiento de salud, le presentó la oportunidad a Don Álvaro para poner en manos de su amada, una carta en la que su amor le revelaba y sus intenciones de boda le planteaba. En ella además le pedía que si no le podía dar respuesta por escrito, su decisión le revelara colgando del balcón una cruz blanca como señal de su negativa o al contrario una cruz verde, si a su amor y a sus intenciones ella correspondía.

Eterna fue la espera hasta que por fin un buen día, una cruz verde colgada del balcón, le concedía a Don Álvaro la felicidad tan anhelada. Con el consentimiento de su amada como argumento y con ayuda de un sacerdote amigo, en poco tiempo, logró vencer la oposición inicial que la familia de la novia presentaba.

Finalmente para su dicha, a los quince días, frente al altar de la iglesia, los nuevos esposos se juraron amor eterno. Don Álvaro lleno de gratitud, quiso conmemorar la señal que significó la retribución a su amor, por lo que ordenó instalar en el vértice de la casa de Doña María una cruz verde de piedra que diera desde el suelo hasta el nivel del balcón.

Ver: Otras Leyendas de la Ciudad de México

Fuente:


Tomado del libro “Leyendas y Tradiciones relativas a las calles de México”, 1894, páginas 13 a 16.
Relatado por: Fernando Martinez

Publicado: 01-Mayo-2018